Un trocito mío quedó arraigado a tierras Rifeñas, a mi etapa africana que tanto aparece en mis recuerdos. Como bien dice mi querida amiga la filóloga Nieves Muriel, apasionada de estas tierras y de sus gentes, menciona en su libro ( “La pequeña llama” IV Premio Internacional de Poesía “Jose Verón Gormáz”) , que quien visita el Rif puede escuchar el corazón del mundo.
Para mi uno de los lugares de gran hospitalidad hacia el viajero además de abrazos y sonrisas sinceras.
La tela utilizada en el reportaje la compre en Erfoud cerca del desierto de Merzouga y las mujeres de la zona se suelen envolver en ella. La tenía guardada y decidí utilizarla y juntar el paisaje Mallorquín con culturas lejanas.
La retratada se llama Priscila y aprovechó su visita a Mallorca para llevarse un poquito de las Baleares a su Pamplona natal.
